Ya han pasado 6 semanas desde el nacimiento de Ella y toca reflexionar un poco. A día de hoy, ¿como estoy? Vamos por partes! En este post, hablaré de la parte física.
Esta mañana las pastillas del hierro se han acabado por fin así debería tener los niveles ya normalizados. Mi útero ha vuelto a la cavidad pélvica de nuevo y llevo un par de días sin poner compresa entonces me imagino que los lochios ~ el sangrado sagrado~ se habrá terminado. Mi suelo pélvico esta firme pero falta fuerza así en breve volveré a hacer mis mini sesiones ajustadas de Booty Dance class en la sala de estar (con pausas para atender a la peque, claro). Hasta ahora solo han habido paseos, estiramientos y unos Kegels.
Tengo “ leche por vender” como dice mi doula Marina y los chorros salen como pistolas de agua así después de las tomas por la noche me toca cambiar de camiseta (y sábanas) porque mientras mama de un pecho, el otro me va mojando. Las glándulas no se están estrenando por primera vez y esta claro que mi fabrica de leche va a otro ritmo! Entiendo que tengo suerte por un lado, pero por otro, hemos tenido que ajustar mis posiciones cuando practicamos la lactancia para que no se ahogue la peque y para que trabaje bien la succión. Apenas abriendo la boca le entra una cascada de comida! Este posparto no tuve necesidad de calmar los pechos con las hojas de col ni los pezones con aceite de oliva. Yo creo que como había dejado a mi primer hijo, Edward, chupar al pecho en las semanas anteriores al parto (ya que la estimulación de los pezones puede ayudar a desencadenar las contracciones), la transición a la lactancia real fue menos abrupta.
Seguimos. De los 21 kilos que gané, 10 perdí al salir del hospital y otros 6 en las primeras semanas. Ahora me quedo con los 5 aquellos tozudos que no se irán hasta que no vuelva a impartir clase full time. No tengo prisa pero sí que me canso de las mismas 6 camisetas de lactancia que voy alternando y la variación de leggings negros y pantalones “stretchy.” Las comadronas me dijeron que mi vagina y vulva estaban “estupendas” en la última visita así mi pareja y yo hicimos el amor para celebrarlo (con aceite de almendra, como no!) y no hubo dolor.
Para ir al lavabo, no tuve problemas y hice caca ya el día después de parir. Una experiencia a años luz de la previa que llevó muchos episodios de estreñimiento y mucho plantaben. Ni mencionar lo de la hemorroide aquella del primer parto que sospecho la tendré para toda la vida.
Al no haber tenido desgarros ni episiotomía, ahorré las mil visitas a curas, los tratamientos varios con miel, con los baños “sitz,” con infusiones de la cola de caballo para congelar y luego poner en compresa y enganchar a las bragas. Digamos que lo estoy viviendo bastante distinto al anterior! Tanto que me pareció mucho más estresante, caótico y desbordante la primera vez aunque ahora tengo dos seres humanos pequeños por maniobrar! Estoy viendo que cuando el tema físico acompaña, teniendo en cuenta de que es un proceso de recuperación dura y intensa y hace falta ser comprendido por la mujer y su entorno para no volverse loca, dentro de lo que cabe con todo esto sentirte “normal,” cambia bastante el juego. Pero lo físico es solo una dinámica durante esta etapa. En el próximo post hablaré de las dimensiones emocionales que vamos navegando las mamas postparto:)